Un día de sol, sin nubes y muy poco viento. El aire huele a pasto recién cortado y los 21º C ayudan a que sea el día ideal de cualquier aeronáutico. Todo esto es suerte, lo que no lo es, es lo bien que nos atendió Ricardo Tubía del Club de Planeadores de Tres Arroyos.


Voy a recalcar que este Club se encuentra cercano al Otto Ballod de Gonzalez Cháves pero que no tiene ninguna relación más que una amistad y camaradería entre sus asociados; suelen confundirse por su cercanía geográfica y es por eso que menciono que no se trata del mismo. En el costado de las instalaciones que dan hacia la ruta se encuentran los servicios sanitarios que incluyen baños, duchas y lavabos en muy buena cantidad y con una higiene y acabados impecables; tanto de hombre como de mujer. Uno no se espera esto en un Club, parecen más bien de un hotel que de un Aeroclub. En esta zona se encuentra también una hermosa pileta para aliviar los calores del verano.
Todos sabemos lo difícil que es llevar adelante cualquier asociación en donde hay muchas opiniones diferentes para afrontar la misma cosa; pero lo importante es que esas diferencias no vayan a más y siempre terminen en algo positivo por el bien de la mayoría. Por lo que se puede ver en el Club de Planeadores se ha alcanzado ese equilibrio y es grato ver que se mira hacia adelante. Esperemos ver pronto algún otro campeonato en Tres Arroyos porque se lo merece.
Al caer la tarde, Mauricio Pil nos invita a pasear en el Fleet y una oportunidad como esta no se desprecia, así que allá vamos a ver los campos de soja desde el aire y las innumerables lagunas que hay en las cercanías. El Fleet 10 es un caso aparte; el primer avión que tuvo el Club gracias a la Fuerza Aérea, se utilizó para remolcar hasta que finalizó su vida útil legal, luego permaneció en un rincón por muchos años hasta que un grupo de socios decidió restaurar y llevar a su estado original. Cabe destacar que se le había sustituído el motor por uno lineal y hubo de conseguirse el radial Kinner de 125 HP que originalmente montaba; debiéndose hacer una modificación a toda la parte frontal del avión.
Es increíble pero a veces solo hace falta que el amor de un solo socio mantenga los pequeños detalles; ese tornillo que se salió, la mancha de líquido de frenos, el cable que hay que tensar, etc.; pero también solo se necesita la desidia de unos pocos para que lentamente se vaya deteriorando el material de uso común en un Club.
No sé si fue que el día estaba tan bueno, tanto que se utilizaban las dos pistas de césped sin molestarse, o la excelente atención que nos brindaron pero lo cierto es que la visita al Club de Planeadores de Tres Arroyos fue una muy grata experiencia que esperamos repetir en breve.