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El taburete de una sola pata como Metáfora de la Vigilancia Operacional.

La nitroglicerina fue descubierta en 1847 por el químico italiano Ascanio Sobrero mientras trabajaba en el laboratorio del profesor Théophile-Jules Pelouze en París. Sobrero logró sintetizarla al hacer reaccionar glicerina con una mezcla de ácido nítrico y ácido sulfúrico (una mezcla conocida como “ácidos nitrantes”). Es un líquido traicionero con un temperamento explosivo, representaba un desafío monumental en los albores de la industria química. Sin embargo, aunque el producto final era más seguro de manipular, el proceso de fabricación seguía siendo un campo minado de peligros. Fue Alfred Nobel quien logró domesticar este peligroso compuesto; al mezclarlo con diatomita, creó la dinamita. Para producir explosivos a escala, Nobel eligió Ardeer, en Ayreshire, en el suroeste de Escocia, Reino Unido. Esta fábrica, conocida como Ardeer Factory, fue establecida en 1873 por la Nobel’s Explosives Company. El sitio fue elegido por estar relativamente aislado, ya que estaba rodeado por agua y tenía un acceso limitado, lo que reducía los riesgos en caso de explosiones accidentales. Manipular la nitroglicerina seguía siendo peligroso: un fallo mínimo y todo volaría por los aires. En la fábrica de Alfred Nobel, donde la nitroglicerina era la sustancia peligrosa de la producción, los trabajadores vivían en un equilibrio constante entre la precisión y el riesgo. Uno de sus mayores desafíos era vigilar la temperatura de los tanques donde se manipulaba el compuesto explosivo. Si el termómetro marcaba más de 22 °C, el operador debía actuar con rapidez: abrir las compuertas para dejar entrar más aire fresco y cerrar la entrada de nitroglicerina. Pero si la temperatura seguía subiendo, llegaba el momento crítico de abrir la válvula de emergencia, una última línea de defensa contra la catástrofe. ¿Y cómo asegurarse de que nadie bajara la guardia? Aquí entra en juego uno de los detalles más curiosos de la fábrica: los trabajadores se sentaban en taburetes de una sola pata. Sí, una sola pata. Si querían mantenerse erguidos y no terminar de cara al suelo, necesitaban estar en constante equilibrio, alerta, atentos a cada detalle de su entorno. Este simple, pero ingenioso, truco garantizaba que los operarios no se relajaran más de la cuenta, convirtiéndose en una peculiar barrera de defensa dentro de la gestión de riesgos de la época. Quizá no había simulacros ni manuales extensos como hoy, pero el ingenio y las medidas prácticas como este “taburete de equilibrio” demostraban que, en el mundo de Nobel, la seguridad era cuestión de mantener tanto la concentración como la postura. El taburete de una pata ha evolucionado adquiriendo diferentes nombres y formas como bucle de retroalimentación, revisión por pares, checklist o procedimiento. La idea es tener mecanismos que nos mantenga alerta para evitar el (auto)engaño. «La ciencia es, de hecho, el taburete de una sola pata del pensamiento humano: un sistema incómodo pero esencial, que hace trastabillar al más brillante de los científicos si se deja llevar por la complacencia o la pereza intelectual».   En la aviación, el «taburete de una sola pata» encuentra múltiples expresiones que sostienen la seguridad en una industria donde el margen de error es escaso. Desde los procedimientos operativos estándar hasta las inspecciones cruzadas, el principio subyacente es el mismo: mantener a los profesionales en un estado de alerta. El taburete en la cabina Los pilotos dependen de mecanismos que garantizan el cumplimiento de procedimientos críticos. Un claro ejemplo es la lista de verificación pre-vuelo. Antes de cada despegue, los pilotos recorren una checklist que cubre desde sistemas hidráulicos hasta equipos de comunicación, entre otros ítems. Este proceso, aunque repetitivo, es esencial para evitar omisiones que podrían ser catastróficas. La rutina está diseñada con el mismo espíritu del “taburete de una pata”, llevar a los pilotos a estar concentrados, incluso, en operaciones aparentemente simples. Cuando algo sale mal durante el vuelo, el «taburete» aparece en forma de procedimientos de emergencia. Estos están diseñados para guiar a la tripulación de manera estructurada en situaciones de alta presión, asegurando que no se salten pasos críticos. El taburete en el mantenimiento En tierra, los técnicos de mantenimiento trabajan bajo principios similares. Inspeccionar un avión involucra múltiples capas de revisión: desde observaciones visuales hasta pruebas funcionales de sistemas. Además, el uso de sistemas de verificación por pares asegura que cada decisión crítica pase por una segunda opinión. Este enfoque reduce la probabilidad de que un error individual pase desapercibido, intentando mantener la atención necesaria para garantizar que el trabajo se haga con precisión. Los procedimientos de mantenimiento no solo buscan identificar errores visibles, sino también mitigar condiciones latentes, esas “condiciones que se pueden activar con el tiempo”, meses después. De nuevo, el «taburete» se convierte en una metáfora para mantener a los técnicos atentos y conscientes de que un pequeño desliz podría tener consecuencias graves. El taburete en la cultura organizacional Más allá de las operaciones específicas, en la aviación hemos adoptado sistemas como el Safety Management System (SMS), que, en esencia, se asemeja a un taburete estructural que sostiene a toda la organización. Este sistema incorpora elementos fundamentales como la retroalimentación constante, los reportes voluntarios y el análisis de datos, con el propósito de identificar tendencias de riesgo antes de que se traduzcan en accidentes. La filosofía detrás del SMS busca establecer una cultura donde nadie se sienta demasiado cómodo: cada componente del sistema debe ser cuestionado y revisado de manera continua. Voy finalizando. La metáfora del taburete de una sola pata encapsula una verdad esencial en la aviación: la seguridad no surge de la comodidad, sino de la vigilancia constante. Ya sea un piloto frente a sus instrumentos, un técnico revisando un motor o un analista examinando reportes, el objetivo es evitar el autoengaño y la complacencia. ¿Cuál es tu taburete de una sola pata? Si querés podés escribirme y contarme. Hasta la próxima Roberto J. Gómez rjg@falp152.com

Inteligencia Artificial en la Aviación: Transformando la Seguridad Operacional en la Era Moderna

La Inteligencia Artificial (IA) es una rama de la informática que busca desarrollar algoritmos, sistemas y técnicas que permitan a las máquinas aprender y realizar tareas que, hasta ahora, requerían de la inteligencia humana. Esto incluye la capacidad de razonar, planificar, resolver problemas, reconocer patrones y procesar el lenguaje natural. La IA se basa en la idea de que una máquina puede ser programada para imitar la inteligencia humana, no solo en términos de pensamiento lógico sino también en la capacidad de aprender y adaptarse a nuevas situaciones. Esto se logra a través de técnicas como el aprendizaje automático, donde las máquinas pueden aprender y mejorar su rendimiento a partir de datos y experiencias previas. En el contexto de la aviación, la IA ofrece oportunidades únicas para mejorar la eficiencia, la seguridad y la innovación. A continuación, exploraremos cómo esta tecnología emergente está redefiniendo los límites de lo posible en la aviación. La seguridad siempre ha sido la piedra angular en el vasto y complejo mundo de la aviación, con el Sistema de Gestión de la Seguridad (SMS) marcando un hito en su historia. Pero en una era de avances tecnológicos vertiginosos, la aviación enfrenta nuevos desafíos. La pregunta que surge es: ¿Cómo puede la industria mantenerse a la vanguardia y continuar mejorando la seguridad en este entorno dinámico? La respuesta puede encontrarse en la confluencia de tradición e innovación. El SMS, con su enfoque sistemático y basado en datos, ha sido fundamental en la identificación de peligros y mitigación de riesgos, creando una cultura de seguridad que permea todos los niveles de la industria. Sin embargo, en un mundo donde los datos fluyen como nunca antes, y donde la Inteligencia Artificial (IA) y otras tecnologías emergentes están redefiniendo los límites de lo posible, la aviación se encuentra en el umbral de una nueva era. La tecnología ha permitido a la humanidad amplificar nuestras habilidades físicas, desde la invención de la rueda hasta los motores modernos. Pero la amplificación de nuestras habilidades cognitivas es un territorio inexplorado y desafiante. ¿Qué sucede cuando intentamos mejorar nuestra capacidad para pensar y razonar con la ayuda de la tecnología? Esta pregunta nos lleva a una nueva frontera en nuestra relación con las máquinas La exploración de este territorio inexplorado no es algo nuevo; de hecho, ha sido una constante en la historia de la tecnología. En la década de 1940, esta búsqueda de amplificación cognitiva llevó a la creación de sistemas parcialmente autocontrolados. Estos sistemas eran demasiado rápidos y complicados para lo que el ser humano no asistido podía manejar, marcando un momento crucial en nuestra relación con la tecnología. En un mundo donde todo sucede a un ritmo vertiginoso, mantener el control se convierte en una necesidad vital. Pero, paradójicamente, la solución a menudo ha sido utilizar aún más tecnología, incluso cuando esta sustituye lo que las personas no pueden hacer lo suficientemente bien. Esta compleja interacción entre la tecnología y la cognición humana plantea preguntas profundas y desafiantes. ¿Cómo podemos utilizar la tecnología para apoyar nuestras habilidades mentales sin perder el control? ¿Cómo podemos navegar en un mundo donde la Inteligencia Artificial promete automatización pero también presenta desafíos en términos de control humano? La clave reside en una comprensión clara de nuestras necesidades y riesgos, y en una implementación y gestión responsables. La tecnología no es una solución mágica, sino una herramienta que, cuando se utiliza de manera adecuada, puede transformar la forma en que interactuamos con el mundo. Intentaré explorar cómo la implementación del SMS ha sentado las bases para una revolución tecnológica en la aviación, una revolución que promete llevar la seguridad operacional a nuevos horizontes. Al enlazar el legado del SMS con las posibilidades de la IA y otras tecnologías avanzadas, se abre un nuevo capítulo en la historia de la aviación, uno donde la precisión, la eficiencia y la proactividad no son solo aspiraciones, sino realidades alcanzables. La Inteligencia Artificial (IA) en la Aviación: Una Nueva Frontera en la Seguridad Operacional. Desde la detección temprana de fallas en los equipos hasta la simulación de escenarios de riesgo y la automatización de procesos de monitoreo, la IA puede mejorar significativamente la eficacia de las medidas de seguridad. Además, la IA no solo se centra en la tecnología y los procesos; también tiene el potencial de entender y mitigar los errores humanos, uno de los factores más complejos en la seguridad operacional. A través del análisis de comportamientos y la identificación de tendencias, la IA puede ofrecer insights valiosos sobre cómo los factores humanos contribuyen a los riesgos y cómo pueden ser gestionados. La incorporación de la IA en la gestión de la seguridad operacional en aviación representa una evolución significativa en la forma en que se abordan y minimizan los riesgos. Es una convergencia de tecnología, ciencia de datos y comprensión humana que promete hacer de la aviación un entorno aún más seguro y eficiente. Caso de Estudio: Delta Airlines y la IA para Mantenimiento Predictivo. Delta Airlines ha implementado algoritmos de IA para predecir posibles fallas en los equipos antes de que ocurran. Esto ha permitido una intervención temprana y ha mejorado significativamente la eficacia de las medidas de seguridad. La Revolución Silenciosa En la era de la información, donde la tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, la Inteligencia Artificial (IA) emerge como una fuerza transformadora, y la aviación se encuentra en la vanguardia de esta revolución. ¿Qué significa realmente esta convergencia de tecnología y ciencia de datos en el ámbito de la seguridad operacional en aviación? ¿Es la IA una promesa de un futuro más seguro, o una complejidad que trae consigo nuevos desafíos? La Promesa de la Precisión La seguridad operacional en la aviación es un dominio complejo y crítico. La precisión y la eficiencia no son solo deseables; son vitales. Aquí es donde la IA brilla con su capacidad para procesar grandes cantidades de datos en tiempo real, aprender de patrones y realizar predicciones. Desde la detección temprana de fallas en los equipos

Navegando la mente: Cómo utilizar la teoría de Kahneman para mejorar tu rendimiento como piloto

¿Alguna vez te has preguntado cómo funciona realmente tu mente cuando te enfrentas a un problema complejo o tomas una decisión rápida? En el inmenso universo de la mente humana, dos protagonistas principales toman el escenario, según Daniel Kahneman, ganador del Premio Nobel de Economía, en su obra «Pensar rápido, pensar despacio». Estos personajes, denominados Sistema 1 y Sistema 2, son los directores invisibles de nuestras vidas cotidianas. Son los maestros silenciosos de nuestro comportamiento, orientando nuestras decisiones, acciones y reacciones de formas que a menudo no reconocemos. El Sistema 1 es el actor instintivo. Opera de manera rápida e intuitiva, proporcionando respuestas automáticas basadas en nuestras experiencias y percepciones. Es nuestro piloto automático personal, manteniendo el rumbo sin necesidad de intervención humana constante. En el ámbito aeronáutico, el Sistema 1 permite a los pilotos realizar tareas rutinarias sin pensar, como verificar los instrumentos de vuelo o seguir una ruta preestablecida. Por otro lado, el Sistema 2 es el actor reflexivo. Este es el sistema que activamos cuando nos enfrentamos a una operación matemática compleja como resolver 17 x 24. Un problema aparentemente simple, pero que nos lleva a un viaje por los intrincados caminos del pensamiento lento. Si decides enfrentar el desafío, te embarcas en un viaje por el pensamiento lento. Es un esfuerzo. Sientes la carga de extraer una gran cantidad de información de la memoria, necesitas saber en cada paso dónde estás y hacia dónde vas, mientras retienes cada resultado. Este proceso requiere un esfuerzo mental deliberado y ordenado. Es un prototipo del pensamiento lento. Pero no es solo una actividad mental. Nuestro cuerpo también está implicado. Los músculos se tensan, la presión sanguínea aumenta y el ritmo cardíaco se acelera. Si alguien observara de cerca nuestros ojos mientras intentamos realizar la operación, vería que nuestras pupilas se dilatan. Y cuando finalmente encontramos la solución (que es 408), o cuando decidimos abandonar, nuestras pupilas vuelven a su tamaño normal. Este viaje por el pensamiento lento nos ofrece una visión fascinante de cómo funciona nuestra mente. Nos muestra cómo podemos usar nuestro pensamiento lento para resolver problemas, tomar decisiones y navegar por el mundo. Y aunque puede ser un esfuerzo, también es una habilidad que podemos cultivar y mejorar. Así que la próxima vez que te enfrentes a un desafío como la multiplicación de 17 por 24, recordá: estás embarcándote en un viaje por el pensamiento lento. En nuestro ámbito, el Sistema 2 se activa cuando un piloto se enfrenta a situaciones inesperadas o una emergencia. Es el sistema que se utiliza para analizar la situación, considerar las opciones y tomar decisiones deliberadas. Estos dos sistemas, aunque distintos en su funcionamiento, trabajan juntos para ayudarnos a ir por la vida. El Sistema 1 nos permite reaccionar rápidamente a las situaciones, proporcionando respuestas automáticas basadas en patrones reconocibles. Nos permite funcionar en el mundo sin tener que detenernos y analizar cada pequeño detalle. Sin embargo, este sistema no es perfecto. A veces, nuestras intuiciones pueden llevarnos por mal camino, especialmente cuando nos enfrentamos a situaciones que son desconocidas o complejas. Aquí es donde entra en juego el Sistema 2 que nos permite detenernos y pensar, analizar la información y tomar decisiones basadas en un razonamiento lógico y deliberado. Nos permite cuestionar nuestras intuiciones y considerar diferentes opciones antes de tomar una decisión. Sin embargo, este sistema también tiene sus limitaciones. Requiere esfuerzo y energía, y a menudo preferimos confiar en nuestras intuiciones rápidas y automáticas en lugar de invertir el esfuerzo necesario para pensar de manera lenta y deliberada. «Preste atención». Una frase tan común, pero tan cargada de significado. Nos invita a considerar una verdad fundamental sobre la mente humana: nuestra atención es un recurso limitado. Como un presupuesto que debemos administrar cuidadosamente, podemos asignar nuestra atención a ciertas actividades, pero si intentamos exceder nuestro presupuesto, fracasamos. Esta es la realidad de las actividades que requieren esfuerzo: interfieren entre sí. Esto explica por qué es tan difícil, si no imposible, realizar varias tareas a la vez. Ningún piloto intentaría calcular el producto de 17 por 24 mientras hace un viraje escarpado a 500 pies de altura (espero. ¡Mejor no dar ideas!). Podemos hacer varias cosas a la vez, pero solo si son fáciles y cómodas. No nos sentimos inseguros al mantener una conversación con un pasajero mientras volamos en crucero con una meteorología CAVOK. Muchos padres hemos descubierto, quizás con cierto sentimiento de culpa, que pudimos leer un cuento a nuestros hijos mientras pensábamos en otra cosa. Esfuerzo mental Kahneman propone un ejercicio para experimentar cómo trabaja a pleno rendimiento el Sistema 2, realizando lo siguiente nos conducirá hasta los límites de nuestras capacidades cognitivas. Para empezar, hay que formar varias secuencias de 4 dígitos, todas diferentes, y escribirlas utilizando una ficha para cada una. Por ejemplo: Secuencia 1: 3587, secuencia 2: 2065, secuencia 3: 7823. Hay que apilar las fichas y colocar encima una en blanco. La tarea que se debe realizar se denomina Suma 1, y consiste en lo siguiente: Mientras golpeas la mesa con el dedo o una birome a un ritmo constante se retira la ficha blanca y hay que leer los cuatro dígitos en voz alta. Esperar dos pulsos (dos golpes), luego decir una secuencia en la que cada una de los dígitos originales se hay a incrementado en 1. Si los dígitos de la ficha 3587, la respuesta correcta sería 4698. Mantener el ritmo es importante. Pocas personas pueden con más de cuatro dígitos en la tarea Suma 1, pero si deseas realizar un reto aún mayor, podes intentar con Suma 3. Yo lo intenté por supuesto, da ganas de quemar las fichas y dejar de leer el libro de Kahneman. Se requiere esfuerzo para mantener simultáneamente en la memoria varias ideas que requieren acciones separadas, o que necesitan combinarse conforme a una regla. El Sistema 2 es el único que puede seguir reglas, comparar objetos en varios de sus atributos y hacer elecciones deliberadas entre opciones. Nuestro comportamiento social refleja

Principios y prácticas para prevenir fallos y errores en sistemas complejos como la aviación.

Factores humanos en aviación

La aviación es el ejemplo de un sistema complejo donde los errores pueden tener consecuencias catastróficas. La seguridad en la aviación es una cuestión crítica y ha sido el enfoque de intensos esfuerzos durante muchas décadas. En este artículo, discutiré algunos de los principios y prácticas que pueden ayudar a prevenir fallos. Es importante entender que los errores son inevitables. Los sistemas complejos siempre tienen margen para el error humano. En lugar de centrarse en eliminar completamente los errores lo que sería una tarea hercúlea, debemos centrarnos en minimizarlos y gestionarlos adecuadamente cuando ocurren. La gestión de los errores comienza con el diseño del sistema. Los sistemas deben ser diseñados de manera que minimicen las oportunidades de cometer errores. Esto puede incluir la simplificación de los procesos, la eliminación de pasos innecesarios, la mejora de la retroalimentación del sistema y la mejora de la formación y el entrenamiento de los pilotos. Los procesos que deben ser gestionados son dinámicos, ya que evolucionan continuamente (me refiero a procesos continuos), ya sea con o sin la intervención humana. Esta dinámica les otorga una evolutividad e inestabilidad que dificulta su control. A pesar de ello, siguen bajo control humano (por lo menos por ahora). Sin importar el grado de tecnificación o nivel de automatización, no pueden operar de manera óptima y prevenir riesgos catastróficos sin la presencia de un humano encargado de supervisar el sistema. Existen riesgos, y el concepto de riesgo debe entenderse aquí en dos sentidos: en primer lugar, el riesgo clásico de accidentes, presente en todos los sistemas. En segundo lugar, el riesgo personal de que el piloto cometa un error o se arriesgue debido a la falta de conocimientos. Esto refleja una frustración-miedo de no estar a la altura de sus responsabilidades, a no comprender una situación delicada o no contar con el tiempo suficiente para resolverlo. Otro aspecto crítico para prevenir fallos en sistemas complejos es la gestión del cambio. Los cambios en el sistema, ya sea en el diseño o en la operación, pueden crear nuevas oportunidades para errores humanos. Por lo tanto, es importante tener un proceso bien definido y riguroso para gestionar los cambios que se incorporen. Esto debe incluir una evaluación cuidadosa de los peligros y los riesgos asociados, la identificación de medidas de mitigación de peligros, la gestión de los índices de riesgos, la formación y el entrenamiento de los pilotos y técnicos en los nuevos procesos o tecnologías. Recordemos lo sucedido con Boeing. La controversia en torno al software de control de vuelo MCAS (Maneuvering Characteristics Augmentation System) de los aviones 737 NG y MAX, que ha sido objeto de críticas después de dos accidentes fatales de los modelos MAX en 2018 y 2019 con 346 víctimas mortales. Según los informes, Boeing se opuso a los requisitos adicionales de simulador para las variaciones en el software MCAS entre los modelos 737 NG y MAX. En lugar de eso, la compañía optó (siempre se trada de toma de decisiones) por no mencionar el MCAS en la documentación de entrenamiento de los pilotos, lo que significa que no estaban adecuadamente capacitados para manejar el sistema de control de vuelo. Se ha informado que la compañía quería evitar la necesidad de que los pilotos pasaran por un costoso y prolongado entrenamiento en simuladores de vuelo, lo que habría retrasado la entrega de los aviones MAX y aumentado los costos de producción. Esto ha llevado a críticas de que Boeing puso las ganancias por encima de la seguridad (mucha opción para refutar esto no existe) y que se apresuró a lanzar el modelo MAX al mercado sin la debida atención a los riesgos potenciales. Como resultado, los accidentes fatales de los modelos MAX han llevado a una mayor supervisión y regulación de la industria de la aviación, así como a cambios en la cultura y las prácticas de seguridad de la compañía Boeing, un poquito tarde y 346 victimás después. La comunicación es otro factor crítico en la prevención de fallos en sistemas complejos. Los sistemas complejos, a menudo, implican múltiples partes interesadas y equipos de trabajo. La comunicación clara y efectiva es fundamental para garantizar que todos los involucrados tengan una comprensión precisa de los procesos, las responsabilidades y las expectativas. Esto incluye la comunicación en tiempo real durante la operación del sistema, así como la documentación detallada y precisa de los procesos y procedimientos. La capacitación y el entrenamiento de los operadores también son fundamentales para prevenir fallos en sistemas complejos. Los operadores del sistema deben tener una comprensión clara de los procesos y procedimientos, así como de las capacidades y limitaciones del mismo. Además, deben estar entrenados en la toma de decisiones bajo presión y en la gestión de situaciones de emergencia. Los sistemas complejos son sistemas intrínsecamente peligrosos. Todos los sistemas, como la aviación, la medicina y la industria energética, son inherente e inevitablemente peligrosos por su propia naturaleza. La frecuencia de exposición al peligro a veces se puede cambiar, pero los procesos involucrados en el sistema son intrínseca e irreductiblemente peligrosos en sí mismos. Es la presencia de estos peligros lo que impulsa la creación de defensas que caracterizan a estos sistemas. Los sistemas complejos se defienden fuerte y exitosamente contra fallas. Las altas consecuencias del fracaso, con el tiempo, llevan a la construcción de múltiples capas de defensa. Estas defensas incluyen componentes técnicos obvios, como sistemas de respaldo y características de seguridad del equipo, así como componentes humanos, capacitación y conocimiento. También existen defensas organizacionales, institucionales y reglamentarias, como políticas y procedimientos, certificación y entrenamiento del equipo. El efecto de estas medidas es proporcionar una serie de escudos que normalmente previenen los accidentes en sistemas de alta complejidad. Una catástrofe requiere múltiples fallas No basta con fallas puntuales. La variedad de defensas funciona y las operaciones del sistema suelen ser exitosas. La falla catastrófica se manifiesta cuando pequeñas fallas aparentemente inocuas se combinan para crear oportunidades de accidentes sistémicos. Cada una de estas pequeñas fallas es necesaria para causar