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La Tragedia de Superga:

El martes 17 de septiembre de 2024, River Plate de Argentina disputó un partido por la Copa Libertadores de América en Chile, enfrentando a Colo Colo. Sin embargo, lo que hizo especial esa jornada no fue solo el fútbol, sino la camiseta conmemorativa que lució River. Esta prenda homenajeaba los 75 años de la tragedia aérea que sacudió al Torino Football Club de Italia, conocida como la Tragedia de Superga, ocurrida el 4 de mayo de 1949. Pero, ¿cuál es la relación entre River Plate y el Torino? Para encontrar la respuesta, es necesario remontarse a ese fatídico día que marcó la historia del fútbol italiano y mundial.

¿Qué pasó ese día?

El equipo de Torino, conocido como «Il Grande Torino», se encontraba en lo más alto del fútbol europeo. Venían de jugar un amistoso en Lisboa contra el Benfica, partido organizado para despedir al capitán del equipo portugués, «Xico» Ferreira. El avión que los transportaba, un Fiat G.212CP, partió del Aeropuerto de Lisboa a las 09:52 hora local. Esta aeronave pertenecía a la compañía Avio Linee Italiane, con matrícula I-ELCE, contratada específicamente para este vuelo charter.

Deutsch: Baujahr 1947, am 4.5.1949 zerstört durch Crash in Turin

El Fiat G.212CP, un trimotor diseñado por Fiat Aviazione en la década de 1940, era utilizado tanto para transporte civil como militar. En su versión «CP» (Civile Passeggeri), tenía capacidad para entre 18 y 26 pasajeros y estaba diseñado para cubrir rutas europeas. A las 13:15, el avión hizo una escala de reabastecimiento en Barcelona y retomó su ruta, que incluía puntos como Cap de Creus, Toulon, Niza, Albenga y Savona. Sobre esta última ciudad, giraron hacia el norte con destino final en Turín, donde se esperaba que aterrizaran en 30 minutos.

Sin embargo, las condiciones meteorológicas en Turín no eran favorables. La visibilidad era escasa: 1.200 metros en el aeropuerto y apenas 40 metros en la colina de Superga, envuelta en una densa neblina.

En 1949, el VDF (Radiogoniómetro de Alta Frecuencia) desempeñaba un papel importante en la navegación de aeronaves, especialmente durante las aproximaciones en condiciones meteorológicas adversas o cuando no había otras ayudas de navegación disponibles. Durante esa época, las aeronaves aún no contaban con los sistemas modernos como el ILS (Instrument Landing System) o el GPS, por lo que los sistemas como el VDF eran de gran utilidad para guiar a los pilotos hacia el aeropuerto de manera “precisa” para la década del 40.

El VDF (Radiogoniómetro de Alta Frecuencia) era una ayuda fundamental para la orientación de las aeronaves en aproximación. Este sistema en tierra proporcionaba información al piloto a través de comunicaciones por radio, determinando el QDR (rumbo desde la estación) a partir de la señal emitida por la aeronave o QDM es el rumbo magnético que la aeronave debe seguir para volar directamente hacia la estación, (QDR – «rajo»; QDM – «Meto» nemotécnico que usaba para identificarlos cuando hice el curso de piloto privado allá lejos y hace más tiempo del que me gustaría). En situaciones de baja visibilidad, como la que enfrentaba este vuelo, el VDF era vital, ya que podía guiar a las aeronaves hacia un área donde pudieran realizar una aproximación visual final. Sin embargo, este sistema tenía limitaciones en su precisión y dependía en gran medida de la correcta interpretación y uso tanto por el piloto como por los controladores.

Al llegar a Savona, el vuelo descendió de los 2.000 metros para poder volar visualmente, posiblemente buscando una mayor claridad ante la densa niebla. Fue durante este descenso, mientras se aproximaban a Turín, que el avión se estrelló contra la parte trasera del terraplén de la Basílica de Superga, ubicada en una colina a 675 metros sobre el nivel del mar. A las 17:05, la torre de control de Aeritalia intentó comunicarse con el avión, pero ya no hubo respuesta, marcando el trágico final de uno de los equipos más legendarios de la historia del fútbol europeo.

De las 31 personas a bordo, nadie sobrevivió.

El Torino en la Cima del Fútbol

El accidente no solo fue una tragedia aérea, sino que sacudió los cimientos del fútbol europeo. Il Grande Torino no era un equipo más. En la temporada 1947-48, había marcado 125 goles, recibido solo 33 y ganado la liga italiana con un margen abrumador de 16 puntos (En esa época eran 2 puntos por partido ganado, hasta los años 90, cuando fue reemplazado por el sistema actual de tres puntos). Era común ver que hasta nueve o diez jugadores del Torino formaran parte de la selección nacional italiana.

La tragedia de Superga es a menudo comparada con el desastre aéreo de Múnich en 1958, donde fallecieron ocho jugadores del Manchester United. Ocurrido el 6 de febrero de 1958, el accidente involucró al avión que transportaba al equipo de fútbol del Manchester United, apodado los «Busby Babes», un grupo joven y talentoso bajo la dirección de Matt Busby. El vuelo, operado por British European Airways, se estrelló durante el despegue en el aeropuerto de Múnich-Riem, Alemania, luego de realizar una escala para reabastecerse de combustible en su regreso a Inglaterra desde Belgrado, donde el equipo había jugado un partido de la Copa de Europa contra el Estrella Roja.

El avión, un Airspeed Ambassador 2, intentó despegar en dos ocasiones bajo condiciones meteorológicas adversas, incluyendo nieve y una pista mojada. En el tercer intento, la aeronave no alcanzó la Vr (es la velocidad a la que el piloto debe comenzar a aplicar una ligera presión hacia atrás en los controles para levantar la nariz del avión y comenzar el despegue. Es un valor crítico en la fase de despegue de una aeronave. Una vez alcanzada esta velocidad, la aeronave está aerodinámicamente lista para volar y puede iniciar la rotación para despegar) para despegar y se estrelló al final de la pista.

El impacto fue devastador. La Luftfahrt-Bundesamt (Agencia Federal de Aviación) alemana llegó a la siguiente conclusión:
Durante la escala de casi dos horas en Munich, se formó una gruesa capa de hielo en la superficie superior de las alas como consecuencia de la nevada. Esta capa de hielo perjudicó considerablemente la eficiencia aerodinámica del avión, tuvo un efecto perjudicial sobre la aceleración del avión durante el proceso de despegue y aumentó la velocidad de despegue requerida.
Por tanto, en las condiciones existentes en el momento del despegue, el avión no pudo alcanzar esta velocidad dentro de la distancia de rodadura disponible.

De las 44 personas a bordo, 23 fallecieron, incluidas ocho jugadores del Manchester United, además de miembros del cuerpo técnico, periodistas y otros pasajeros. Entre los jugadores fallecidos se encontraban grandes promesas del fútbol británico, como Duncan Edwards, que sobrevivió al accidente inicialmente, pero murió en el hospital días después debido a sus graves heridas.

El Torino no era solo un equipo de fútbol, sino un símbolo de resiliencia y unidad en una Italia fracturada por los horrores de la Segunda Guerra Mundial. En un país que intentaba reconstruirse, dividido entre la destrucción material y las cicatrices emocionales de la guerra civil entre partidarios y fascistas, dos grupos que representaban ideologías y visiones del país diametralmente opuestas. Los partisanos, compuestos en gran parte por grupos de resistencia antifascista, luchaban contra el régimen de Benito Mussolini y las fuerzas de ocupación nazi, buscando la liberación de Italia y la instauración de un gobierno democrático. Por otro lado, los fascistas eran leales a Mussolini y a su visión de un estado autoritario, y muchos de ellos colaboraron activamente con los alemanes durante la ocupación del norte de Italia. Este conflicto interno degeneró en una guerra civil que dejó profundas heridas en la sociedad italiana. Los partisanos fueron finalmente clave en la derrota del fascismo y la liberación de Italia, pero la confrontación entre ambos grupos dejó una huella imborrable, reflejando la lucha del país por redefinir su identidad en medio de los escombros de la guerra.

Il Grande Torino ofrecía algo más que victorias deportivas: encarnaba el renacer de una nación. El ascenso del Torino, en ese entorno, representaba un símbolo de cohesión nacional en un país dividido por las ideologías. Sus triunfos eran una razón para creer en el futuro, una fuente de orgullo en medio de la devastación. La tragedia de Superga fue, por lo tanto, un golpe profundo al corazón de un país que no solo impactó emocionalmente, sino que alteró el panorama deportivo y social que encontraba en el fútbol un símbolo de reconstrucción y esperanza. La pérdida de los héroes deportivos resonó mucho más allá del fútbol, como un recordatorio de la fragilidad de las alegrías colectivas en tiempos de reconstrucción.

Entre las víctimas se encontraban no solo los jugadores, el cuerpo técnico y los directivos también perecieron en el accidente, entre ellos el director técnico húngaro Ernest Erbstein y el entrenador inglés Leslie Lievesley. A estos se sumaron tres periodistas: Renato Casalbore, fundador del periódico Tuttosport, Luigi Cavallero de La Stampa y Renato Tosatti de Gazzetta del Popolo.

La tripulación del avión incluía al comandante Cesare Biancardi, el copiloto Pierluigi Meroni, el mecánico Antonio Pangrazi y el comisario de vuelo Celestino D’Inca.

El impacto del desastre fue tal que, en 1950, la Federación Italiana de Fútbol se negó a que su selección viajara en avión a Brasil para el Mundial (Ganado por la selección de Uruguay. Este triunfo es especialmente recordado por la histórica final conocida como el «Maracanazo», en la que Uruguay venció a Brasil por 2-1 en el mismísimo Estadio Maracaná). En su lugar, la delegación se trasladó en barco, llegando en pésimas condiciones físicas tras un viaje de 15 días. Aunque perdieron su primer partido contra Suecia y no superaron la fase de grupos, al menos pudieron regresar en avión.

El gesto de River Plate

Tras la tragedia, el mundo del fútbol se unió para rendir homenaje a las víctimas. Antonio Vespucio Liberti, presidente de River, no dudó en ofrecer al equipo titular para jugar un amistoso en homenaje a las víctimas del siniestro y donar lo recaudado para sus familias, dejando a la división reserva para disputar el campeonato local. El 26 de mayo de 1949, River, con una de las mejores alineaciones de su historia (y de la historia del fútbol), viajó a Turín. Figuras como Ángel Labruna y Alfredo Di Stéfano fueron parte del equipo que enfrentó a un combinado de los mejores jugadores italianos, conocidos ese día como «Torino Símbolo».

River, con jugadores que formaban parte de la legendaria “Máquina”, un equipo que dominó el fútbol argentino en la década de 1940, presentó una alineación memorable:

Amadeo Raúl Carrizo; Ricardo Néstor Vaghi y Juan Carlos Soria; Norberto Yácono; Néstor Raúl Rossi y José Ramos; Eduardo De Cicco; Eliseo Víctor Coll, Alfredo Stéfano Di Stéfano, Ángel Amadeo Labruna y Félix Loustau – Foto: cariverplate.com.ar

El equipo del Torino Símbolo que enfrentó a River Plate estaba compuesto por jugadores destacados de varios clubes italianos. En el arco se encontraba Sentimenti IV, de la Juventus, mientras que la defensa estaba formada por Ballarin, del Venecia, y Ravera, del Genoa. En el mediocampo, alinearon Fadini, del Atalanta, Martelli, del Bari, y Castigliano, también de la Juventus. En la delantera, el equipo contaba con Loik y Amadei, ambos del Inter, junto a Boniperti, de la Juventus, Menti, de la Fiorentina, y Gabetto, también de la Juventus. Esta selección de jugadores provenientes de algunos de los clubes más importantes de Italia fue un tributo simbólico en honor a los futbolistas del Torino fallecidos.

El partido, jugado en el Estadio Comunale de Turín —hoy conocido como el Estadio Olímpico Grande Torino—, terminó 2 a 2, con goles de Labruna y Di Stéfano para los argentinos. Los futbolistas fueron ovacionados por su gesto de solidaridad, un acto que consolidó una amistad duradera entre ambos clubes. Aquel gesto de generosidad de 1949 quedaron para siempre en la memoria en Turín.

Un vínculo que trasciende el tiempo

El gesto de River Plate en 1949 no fue un simple acto deportivo, sino una muestra de lazos que trascienden fronteras y décadas. A lo largo de los años, ambos equipos han mantenido una relación simbólica, recordada con actos conmemorativos y pequeños gestos de reconocimiento entre las hinchadas y directivos de ambos clubes. La camiseta conmemorativa que River lució en Chile no es solo una prenda, es el recordatorio de que, en el fútbol, la tragedia y la solidaridad pueden unir a dos naciones para siempre.

 

Esta vez mezcle fútbol, historia y aviación, espero que disfrutaran de la lectura. Saludos!

Roberto J. Gómez

rjg@flap152.com